La catarsis del pescador peregrino

Fue a finales de febrero, una tarde un tanto nublada cuando me decidí a manejar hasta Santa Fé. Había pensado que quizá lo mejor era esperar un poco y ver la pelicula deseada en un cine más cercano a casa. Sin embargo, lo que me parecía más atractivo de todo, era que nunca había estado en un autocinema.

Conduje casi una hora por el periférico, llegué a santa Fé, y pensé en darme una vuelta por el Centro Comercial. Ví la hora en mi celular y decidí entonces que era mejor llegar temprano a la Ibero y buscar un "buen lugar" para estacionarme. Un lugar donde pudiera ver bien la película y al terminar ésta, poder salir de la universidad de manera ágil.

La película en cuestión era "Heima" -hogar, en islandés- de una banda del nórdico país llamada Sigur Ros. El film se presentaba dentro del FICCO, de ahí que, estaba seguro, se presentaría en otras sedes, que si bien no se encuentran muy próximas a casa, no me obligaban a manejar tanto como se tiene que hacer para llegar a Santa Fé.

Mi primer encuentro con Sigur Ros fue hace un par de años, en Madrid, en un momento de mi vida en el cual comenzaba a sentir eso que sería el génesis de mi situación actual. Entré a una tienda de discos usados atraído -como los niños en el cuento del flautista de Hammelin o como Ulises por el canto de las sirenas- por un sonido especial. Dentro de la tienda, no me drigí a la sección de rock como habitualmente lo hacía. Me quedé dentro, impávido, sobrecogido por una sensación nunca antes experimentada -no de esa manera, cuando menos-.

El dependiente de la tienda, el español que me causaba al mismo tiempo compasión y admiración me dijo: "Son Sigurrós, tío, a que mola mogollón". Me dijo con su típico acento madrileño. Y esta se llama... y me dijo un nombre incomprensible. -"La catarsis del pescador peregrino" asi se llama en castellano-, dijo y salí de la tienda.

Definitivamente, esa canción me acompaña desde entonces, se ha vuelto parte del soundtrack de mi vida y me trae siempre muy gratos recuerdos.

Heima, es un documental que hizo este grupo en el que se filman a sí mismos durante una serie de conciertos realizados por su país. En algunos escenarios, acompañados por miles de fans, y en otros, acompañados sólo por un grupo de pescadores de la región. En definitiva, uno de mis documentales favoritos.

Recién me acabo de enterar, que esta fantástica banda viene a México y, desde luego, no me la pienso perder.