miércoles, 27 de febrero de 2008

¿Cerrar o no cerrar? He ahí el diastema!!!

Pues apenas pude llegar a la cita con mi dentista. Después de una "limpieza general con aplicación de fluor" mi dentista preguntó si me habia decidido.

Mmmmm la verdad no sé. Es que eso de usar alambres de nuevo, pues como que ya no va conmigo, le contesté.

En ese momento lo único que tenía en la mente era la cantidad de fresas y demás elementos de tortura que la dentista exhibía orgullosa. Exactamente como un verdugo, como diciendo: "Mira wey, ya ves como sí soy chingona y puedo hacerte sufrir con todas estas madres". No cualquiera.

Total que me dijo que lo pensara, que no había ningún problema por los fierros, pues sólo tendría que usar una plaquita por las noches, aunque eso sí, el dolor de los primeros días sería inevitable. Ouch!

Pero a ti, hasta te queda, me dijo al final, como para suavizar toda la tortura previa.

Jejejejejeje. Total que no me he decidido, y mañana, cuando me levante el diastema todavía estará ahi.

martes, 26 de febrero de 2008

Vida subterránea

Dado que mi auto-piñata se encuentra en el taller esperando el cambio de la fascia trasera, he tenido que hacer uso del sistema de transporte colectivo metro -así con minúsculas-.
A decir verdad, es que hacer uso de este sistema de transporte en hora pico es toda una odisea -nunca mejor dicho-, pero de eso ya les platicaré después.
Había olvidado que el metro es una especie de tianguis subterráneo, pues encuentras desde panecitos y suplementos alimenticios "de origen natural" hasta tiendas de revelado de rollos -de fotografía, desde luego (¿Que aún existen camaras que no sean digitales?)- y desde luego... fragancias tipo... ¡París!
Pero... ¿Qué tipo de fragancias son esas? Porque no es lo mismo que sean frangancias tipo Paris Rive Gauche que Paris Rive Droite. ¿Serán acaso tipo Paris Musée du Louvre o tipo Paris Metro-en-hora-punta?
¿Será que se trata de fragancias "Tipo París Torre Eiffel"? ¿Torre Eiffel desde la base o desde la punta de la torre?
¿Cómo serán las fragancias tipo Londres? ¿Y las tipo Nueva York? ¿Las tipo Roma -la ciudad, no la colonia- oleran a pizza? ¿Si es así, entonces las tipo Budapest huelen a goulash?
¿Habrá fragancias tipo Ciudad de México? ¿A qué oleran esas?

domingo, 24 de febrero de 2008

Mundo Shopping

Desde hace ya algunos años -tres, para ser exactos- en el mes de febrero, paso varios días en un centro comercial "premium", donde funciona una cadena de cines. El Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México -FICCO- me arrastra, sin que yo haga ningún esfuerzo por evitarlo, a comer comida de centro comercial, a respirar aire de centro comercial, a ir a los baños del centro comercial y a repasar sus aparadores entre película y película.
Compruebo que la comida es carísima, los baños están muy limpios, el aire huele a desodorante mezclado con perfume y sus vitrinas se parecen mucho entre sí.
El festival del cine y la vida del centro comercial transcurren, como en un cuento fantástico de Bioy Casares, en dos planos de realidad que se superponen exactamente (todos vamos a los mismos baños y comemos las mismas papas marcadas), pero que nunca se intersectan. El centro comercial sigue su curso inexorable y el Festival el suyo, paralelos, simultáneos y orgullosamente autónomos en términos culturales. No se trata simplemente de un dato espacial (aparadores por un lado y pantallas por el otro) sino de la repetición de una diferencia irreductible. Como dos tribus que rinden tributo a dioses de panteones desconocidos entre sí, la gente del Fesival de Cine y la gente del centro comercial ni se hostilizan ni se reconocen. Simplemente son transparentes unos para otros.
De cualquier manera, como no siempre el fin de una película del Festival y el comienzo de la siguiente coinciden, queda mucho tiempo para convertirse a la religión del shopping por un rato y tratar de ver qué es lo que sucede en el mundo donde se practica esa fé. Hacer esto durante el fin de semana es lo mejor, porque, como sucede en general con todos los cultos religiosos, las ceremonias llegan a su expresión más perfecta.
Porsupuesto, los fieles del shopping cult podrian decir lo mismo desde otro plano. Sin embargo, no queda duda de que esta cultura es universal y tampoco es atinado dudar del placer que produce. En las naciones ricas, existe el shopping binge, algo así como el "atascón de shopping". Pero los que visitan éste, donde funciona el Festival, no tienen los ingresos para financiar tal bulimia. Desde luego, existe el shopping binge imaginario, una salida decorosa, accesible y bastante adolescente. Casi parecida a las decenas de películas que tengo marcadas para ver y que sé perfectamente que no veré pues porque no hay tiempo para tanto. En fin...