domingo, 11 de mayo de 2008

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Sobre el Día de las Madres

Como ya han de saber, eso de andar celebrando fechas especial me caga hasta los huevos. Si se presta un poco de atención al calendario, se podrán encontrar en el mismo fechas en las que algunos colectivos festejan el smple hecho de pertenecer a tales.

Asi, los mexicanitos somo especialmente reconocidos por celebrar a: los abuelitos; los papases; las mamases; los maestros; los novios; los infantes; las banderas -bueno, sólo la nuestra-; la independencia -¿cuál? ¿de quién?-; los muertitos; la navidá; las virgencitas y hasta algunas comidas "típicas" de la dieta de los mexicanitos, como el taco -¿a quién fregados se le ocurrió la idea de festejar el día del taco? Es decir, ¿ese día se deben consumir sólo tacos o no se debe consumir ninguno?-

Sin embargo, uno de los que más me recaga es el "Día de la Madre".
Desde chavito, he pensado que esta celebración se trata nada más y nada menos que de un condicionamiento social encaminado a expiar todas esas malas acciones que realizamos durante 364 dias -o 365 en caso de ser bisiesto- y que pretendemos se esfumaran al dar al objeto de nuestro afecto un regalo. -Si, desde chiquito ya estaba amargado-

El precio del regalo debe ser directamente proporcional al número de malas acciones que dirigimos al supuesto objeto de afecto. Pero eso sí, debe tratarse de un bien que sea de uso exclusivo del mismo, si no, qué chiste.

En la primaria nos ponían a hacer el regalo con nuestras propias manitas y yo, desde pequeño siempre he sido bueno para hacer mierda todo lo que llega a mis manos. Así, las monjas del colegio siempre-progre-de-la-Colonia-del-Valle donde estudié, terminaban "reparando" lo que yo tenía para ofrecer a mi madre, y que desde luego, jamás usó. Ahí, en el closet terminaron todos los alhajeros, porta lentes, llaveros, y demas inutilidades que nos ponían a hacer y que servirían de regalo con el nombre de la autora de nuestros días grabados, lo que además, hacía imposible que ese regalo pudiera ir a parar a otras manos que no fueran las de nuestras madres.

Al pasar del tiempo, me di cuenta que lo mejor era no obsequiar nada, sino acompañarla en una comida para pasar unas tres horas esperando mesa en el restaurant más cutre de la ciudad y en el cual te llevan la cuenta apenas has pedido el postre. Y pues cómo no darte prisa si todavía hay un séquito de "cabecitas blancas" esperando que los comensales hayan dejado algo para quienes tuvieron la mala fortuna de levantarse tarde ese día.

O de las madrecitas que deben faltar a trabajar para ir a ver a sus pequeñines al desfile y a quienes debían vestir como soldadito de principios de siglo o bailarinita de can-can. Y que tienen que desplazarse hasta la Lagunilla para adquirir el dichoso disfraz a un costo elevadísimo y con el correspondiente riesgo de morir de un ataque al corazón al ser asaltadas -sí sucede-.

Ya no se diga qué mal lo pasan las madres que reciben en su casa a todos los hijos/hijas/nietos/yernos/ malhumorados; para quienes además deben cocinar. Así, pasan -cuando menos- la semana anterior pidiendo -rogando- a sus retoños no la vayan a dejar plantada con una dotación de comida que serviría para alimentar a un batallón.

En fin, resulta que mi madre tiende a pasar este día en compañía de su idem, por lo cual, generalmente se va a Michoacán quedándome yo, solo. Sin nadie a quien festejar, pero también sin tener la necesidad de pasar por ninguna de las penurias enteriormente mencionadas.

Este año, lo pasó con sus siete hermanas y sus padres. Seguramente comió mucho y bebió poco. Terminó haciendo panic shopping en Liverpool de Irapuato y gastándose su reparto de utilidades por adelantado. Y sin sus pequeñines de más de veintitantos años, pero eso sí, muy felíz.

2 comentarios:

Lucho dijo...

JA!
pensé que era el único pensando lo mismo.

Mi Santísima madre no solo fue víctima de tener que cocinar este día y lavar mil platos, sino que además, lo hacía para sus concuñas, sus cuñados, su suegra y decenas de familiares que se reunían el 10 de mayo a celebrar a la Abuela Paterna.

Gracias a mi rebeldía y a la de mi madre, desde hace un par de años, el 10 de mayo consiste en despertar a mamá con desayuno, dejarla hacer su voluntad, que se duerma, hacerle de comer y si acaso cenar algo. Todo con platos desechables, pa que no lave!!

El 10 de mayo es producto del maldito consumismo, de, como bien dices, la expiación de culpas, abandono y malos tratos de los hijos hacia la madre durante un año y del qué dirán (porque algunas madres solo salen a comer, porque sus amigas-también madres- salen también y no se pueden quedar atrás)

y no hablaré del tráfico que provocaron en peri todos por llevar a cenar a su madre.

Anónimo dijo...

Bueno pero esq tambien hay q tener madres modernas, la mia por ejemplo... desde pequeñin me enseño a q primero q nada jamas le recordara su fecha de cumpleaños... segundo el dia de la madre no existe en mi casa por q como ese dia se me ocurra demostrarle q la quiero mas q otros se muere la pobre! tercero Santa no existe y menos desde q le pedia Barbies en codigo similuando q eran coches... por ej. "La Barbie Motorizada" asi q me llevaba directamente a la jugeteria...

pero bueno... cada quien.