lunes, 3 de marzo de 2008

A temblar...

La semana pasada, recibí dos invitaciones que cualquier hombre-soltero-cercano-a-los-treinta, se horrorizaría a ver. No sé a qué se debió ese doble escalofrío que me recorrió todo el cuerpo. Total, ya me lo esperaba.

He ahí la primera: Una cordialísima invitación a un baby-shower.
Un baby-shower muy sui generis, cabe aclarar. Mojitos incluidos. Total, que hice gala de mi neofitez en estos asuntos. Lleve una botella de vino que compré en Argentina el verano pasado. Mientras todos llevaban cobijitas y sonajitas y vestiditos –es una niña- yo llevé una botella de vino. Jejejejejeje.

La otra igualmente escalofriante invitación viene de parte de mi gran amigo austriaco-que-vive-en-Milán-casado-con-una-mexicana-y-habla-como-colombiano, Christoff. Viene a México a casarse. Jajajajajajaja. Señorito europeo viene a casarse. Jajajajajajaja. –Risa nerviosa-.

En qué momento mis amigos decidieron dar el paso a la adultez y comenzar a tener una vida real??? No pensaron a caso en el irreversible daño emocional y psicológico que el resto de los jóvenes-niños-perennes podríamos sufrir al enterarnos de semejantes situaciones??? Ahora, mejor me voy al cine.

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